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El presidente francés Emmanuel Macron pidió una evaluación de posibles medidas de seguridad contra protestas, un día después de que una manifestación en París contra el aumento de los impuestos y el costo de la vida se convirtió en el peor disturbio en Francia en una década.
Horas después de que regresó a la capital francesa proveniente de la cumbre del G20 en Argentina, Macron sostuvo una reunión de emergencia en el Palacio del Elíseo mientras los equipos trabajaban para retirar automóviles quemados, vidrios rotos y grafitis de la famosa avenida de los Campos Elíseos y de otros destacados sitios de París.
Un total de 133 personas resultaron lesionadas, incluidos 23 agentes, luego de que muchedumbres causaron destrozos en varias calles de la capital el sábado, informó la policía parisina. Las autoridades lanzaron gases lacrimógenos y utilizaron cañones de agua para aplacar la violencia mientras los manifestantes quemaban automóviles, rompían ventanas, saqueaban tiendas y esparcían pintura en aerosol sobre el Arco del Triunfo.
En la reunión de seguridad, el presidente francés pidió a su ministro del Interior considerar realizar “modificaciones” a los procedimientos de seguridad para tratar de contener las continuas protestas desatadas por el aumento en los impuestos sobre el combustible, indicó la oficina de Macron en un comunicado.
El mandatario también le pidió al primer ministro Edouard Philippe reunirse con los dirigentes y representantes de los principales partidos políticos de Francia y representantes del movimiento popular que está detrás de las protestas.
Los planes para una reunión anterior entre el primer ministro y los representantes del movimiento fracasaron la semana pasada luego de que una petición para transmitir las discusiones en vivo fue rechazada.
Fue la tercera semana seguida de disturbios en París que involucra a activistas vestidos con los chalecos amarillos del nuevo movimiento de protesta. Las manifestaciones comenzaron en 17 de noviembre debido a la molestia de los automovilistas por un aumento en los impuestos sobre el combustible, pero han crecido para abarcar una variedad de exigencias y quejas de que al gobierno de Macron no le importan los problemas de la gente común.