¡Síguenos!La fuerza policial despejaba caminos bloqueados, y vehículos militares escoltaban camiones que transportaban combustible de emergencia a las estaciones de policía e instalaciones militares en Río de Janeiro y Sao Paulo.
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Alrededor de la mitad de los bloqueos de arterias en todo el país habían sido eliminados por la tarde, luego que camioneros abordados por los agentes optaron por retirar sus unidades, dijo un portavoz de la policía de Río, José Helio.
Sin embargo, muchos camioneros continuaban renuentes a reanudar sus labores. Algunos permanecieron con sus camiones de carga con remolque a lo largo de carreteras y otros llevaron sus unidades a áreas de descanso.
Roberto señaló que había llenado su tanque hace cuatro días pero ya se encontraba casi vacío.
El viernes, el presidente Michel Temer autorizó al ejército el uso de la fuerza de ser necesario. Sin embargo, actuar contra los camioneros podría devenir en actos de violencia y no se resolvería el problema de retirar las unidades que obstruyen las arterias y hacer que los conductores reanuden sus labores.
La Asociación Brasileña de Camioneros, uno de los mayores sindicatos de transporte, exhortó el viernes a sus miembros a que retiren sus unidades de las arterias pero “continúen protestando en forma pacífica”. El sindicato y otros no respondieron el sábado a las llamadas telefónicas en busca de declaraciones.
Todos los productos perecederos, como frutas y verduras, desaparecieron de los estantes en los supermercados locales. El sábado, en varios pisos de la cadena Hortifruti en Río de Janeiro el personal llenaba los recipientes de las verduras y anaqueles con latas de bebidas gaseosas y bolsas de arroz.
Un frecuentado mercado agrícola, que normalmente está lleno de frutas y verduras a lo largo de varias calles, apenas tenía el sábado una fracción de artículos. Muchos vendedores en el lugar cobraban el doble con el argumento de que tenían que pagar más para surtirse con lo que les fuera posible.
"Esta huelga nos está matando”, lamentó Manuel Reis, comerciante de sandías que el sábado solo había vendido 400 kilogramos (880 libras) de la fruta, casi la mitad de lo usual.
Muchas gasolineras se quedaron sin diésel y gasolina y los administradores dijeron desconocer cuándo recibirían más combustible.