¡Síguenos!Los surcos profundos en el entrecejo adusto, de piedra, de enorme tensión de Moisés Ignacio lo mostraron ayer todo: la preocupación y la frustración. El lenguaje no verbal y el ceño tan fruncido dijeron más que sus palabras.
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Sin embargo, nuevamente, como en los casos del diputado presunto violador de infantes, Benjamín Saúl Huerta Corona, o de la diputada suplente arrestada hasta con granadas, que dijo que no conocía, aunque fue el invitado de honor en su cierra de campaña, Mier Velazco volvió a tropezarse entre la boca y las ideas, al hablar en una entrevista del caso de las ejecuciones de tres agentes ministeriales en Tecamachalco, el municipio que gobierna su vástago, Ignacio hijo.
Salía el coordinador de los diputados federales del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que tanto presume su cercanía con el presidente, de Palacio Nacional el lunes.
En la comparecencia improvisada ante los reporteros, pidió a la Fiscalía General del Estado (FGE) que no se no se hagan “juicios anticipados” sobre las investigaciones de los asesinatos.
A ver: pero si su hijo Ignacio Mier Bañuelos fue el primero que, de prisa, con boca precoz y con “estrategias exculpatorias” salió el viernes mismo a intentar lavarle la cara a su secretario de Seguridad, Alejandro Óscar Santizo Méndez, y a sus policías, luego de que presuntamente acribillaron a los funcionarios de la Agencia Estatal de Investigación (AEI).
Ignacio Mier Bañuelos salió a decir que la pérdida de estas tres vidas se debió a una “confusión”, sin siquiera tener el decoro y la sensibilidad de dar el pésame a los deudos.
Tres días después, Mier papá salió a hablar del tema, pero no posee la mejor ni la mayor de las autoridades morales para venirnos a decir que lo prudente es esperar que “finalice la carpeta de investigación y, en su caso, la turne robusta, sólida, al Poder Judicial para que, bajo un proceso justo, un proceso conforme a la ley se dirima y se resuelva eso”.
Los “juicios anticipados”, en todo caso, fueron de su hijo, el alcalde de Tecamachalco, y no de la FGE.
Es más, alguien tenía que hacernos ver que la evidencia apunta a una ejecución y quién mejor que las autoridades y luego con la ratificación del mandatario poblano.
Los surcos profundos en la frente de Moisés Ignacio nos dijeron mucho.