¡Síguenos!Con una antelación inusitada para una sucesión presidencial, la carrera por la candidatura de Morena arrancará formalmente este domingo, aunque lleva meses de desarrollo al filo de la navaja de la infracción normativa.
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Este próximo domingo 11 de junio, el Consejo Nacional de Morena definirá el método para elegir a su candidata o candidato a la Presidencia de la República y también se planteará que los aspirantes deben dejar sus respectivos cargos.
Aquellos que son funcionarios públicos, como el canciller Marcelo Luis Ebrard Casaubon y el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, deberán presentar su renuncia. El primero ya lo hizo con efectos a partir del próximo lunes 12 de junio próximo.
Y solicitud de licencia, quienes tienen cargos de elección popular: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y el senador Ricardo Monreal. El segundo anunció que lo hará la próxima semana ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
No hay más de quiénes hablar. José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña es un bufón y no se deben gastar caracteres en él.
La premura del Presidente de la República por tener ya candidata se explica con una estrategia de largo aliento. Requiere mucho tiempo, para que la abanderada de su partido e institutos aliados se fortalezca con firmeza absoluta y también reciba la transferencia de popularidad que el propio Andrés Manuel López Obrador le dará.
El tabasqueño lee con precisión los resultados en los comicios del Estado de México y Coahuila. Fueron, efectivamente, pésimos para un partido que tiene la mayoría de las preferencias potenciales, que gobierna el país y cuyo líder máximo, el Presidente, tiene una abrumadora e inédita aprobación.
No es admisible que el Estado de México, en donde la candidata del lopezobradorismo, Delfina Gómez Álvarez, comenzó con 25 por ciento de ventaja, se haya cerrado la elección al grado de triunfar apenas con 9 puntos de diferencia.
La candidata aliancista Paulina Alejandra del Moral Vela le comió 16 puntos en dos meses a Delfina. Si las campañas hubieran durado más, le hubiera dado la vuelta, es la conclusión hipotética.
En tanto, en Coahuila la derrota estaba calculada, pero no al grado de perder por 35 puntos de diferencia y dar evidencia que, ni juntos los partidos lopezobradoristas que en el estado norteño fueron separados, hubieran alcanzado al priista Manolo Jiménez.
Coahuila fue un desastre para el lopezobradorismo.
López Obrador no permitirá que eso ocurra de nuevo.
Marcelo Ebrard fue el primero en presentar su renuncia, que será efectiva el próximo lunes en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), y la jugada le salió bien. Puso la agenda y sus condiciones.
La ley no lo demanda aún, en todo caso tendrá que ser el partido que, efectivamente, solicitará eso a las llamadas corcholatas, como adelantó este miércoles el presidente del Consejo Nacional, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño. Así será.
Pero es una estrategia de chantaje la de Ebrard. Cada vez más evidencias muestran que la decisión se ha tomado desde hace varios meses y que será Claudia Sheinbaum la candidata.
Los movimientos de los otros aspirantes se convierten en su propio juego de ajedrez para encarecer sus negociaciones, tensar el clima y simular que puede estar en riesgo la unidad.
Es una extorsión moral y sólo eso.
Andrés Manuel López Obrador este miércoles en su conferencia matutina también sugirió las renuncias y licencias de quienes busquen participar.
El presidente quiere que a todo mundo le queda claro quién decide.
Quién define. Y cuándo.