Lo conocí sacando copias en una dependencia e iba por las tortas de Fernando Alberto Crisanto. Creo que a él le debe creerse lo que no es, porque es sabido que su esposa o su actual “novia” le escribía o le escribe lo que se firma.

Dicen que a Crisanto lo consideraba su jefe, hasta que lo traicionó.

Luego, dijo que estaba bajo las órdenes de Mario Alberto Mejía, fungiendo como su correo y cobrador de los chantajes. El mismo Adrián lo contaba muy ufano y llegó a decirme: “Cuando gustes nos reunimos y te cuento todos los bisnes de Mayito”.

Fue, junto con Fabián Gómez, sobornado por el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas. Ambos sirvieron con vehemencia al nieto del general, considerándolo un verdadero genio.

Nunca dijeron que era un genio del mal, porque entonces les hubieran dejado de pagar. En ese entonces Crisanto también lo controló, hasta que se dio cuenta de su ineptitud y de que contaba cuentos chinos, corriéndolo vergonzosamente.

Le dio por irse a meter a los billares, donde por cierto sigue y, para variar, también es “pichón”, como dicen en la jerga de la carambola. Le dio por seguir de cerca al contador Rafael Moreno Valle Sánchez y lo difamó, pensando que conseguiría sacarle dinero; sin embargo, Rafa, a quien le gustaba echarse un partidito de tres bandas y luego jugar dominó, me dijo: “A ese cabrón no le doy un centavo; no es nadie; no sabe escribir e inventa y no deberían dejarlo entrar ni en las piqueras”, a las que es asiduo todavía.

¿Por qué me refiero a Adrián Ruiz y su escrito “La Entrega”?

Algunas personas me dijeron: “No le hagas caso; no vale la pena”.

Yo creo que se le debe exhibir. Los ataques no deben quedar sin respuesta.

Hoy, se refiere a mi persona y, para variar, calumnia, asegurando que “charoleo”; que hago mi voluntad; que soy traficante de influencias; dice que tengo un compadre muy poderoso; que soy el “padrino” en el registro civil; que meto mi chachara en varias dependencias y que hablo con funcionarios para amenazarlos de pegarles en mi espacio noticioso.
Para desgracia de Adrián Ruiz, mi actuación está transparentada y sus aseveraciones quedan en calumnias.

Su tío Juan Durán, quien trabajó en algunas administraciones del servicio público, se arrepentía de haberlo recomendado. “Es un pinche loco que solamente sabe sacar copias; hay que aguantarlo, pobrecito”.

Yo le recomendaría a Adrián que ya no beba cañita, porque si le cuesta trabajo pensar, el alcohol lo idiotiza y crea fantasías como todo adicto en potencia.

Te reto a que hables de tus logros y a decir quién es, ahora, tu nuevo patrocinador que te da para solventar tus vicios a cambio de compartir historias dignas de un retrasado mental.

POSDATA: Mis antenitas de vinil, diría el Chapulín Colorado, me informan que Fabián Gómez es tu manipulador, pero también Manuel Carmona, quien fue director del Registro Civil, siendo despedido por corrupto.
POSDATA 2: Ojalá no tenga nada que ver Fabián Gómez, considerando que me ha dicho que es mi amigo; pero, caras vemos…
POSDATA 3: Adrián Ruiz, así como también fuiste un fracasado jugando fútbol, teniendo el gusto yo de darte clases en plena cancha, mi obligación es hacerte una recomendación: “Ya no rebuznes porque se enojan los burros”.
POSDATA 4: Mejor esfuérzate por mantener a tus hijos en lugar de gastar en la cantina.
POSDATA 5: Por mucho chínguere que han debilitado tus neuronas, seguramente recuerdas, Adrián, que te corrió de El Heraldo de Puebla el dueño Ricardo Henaine, donde yo fui director 7 años, porque utilizabas dizque tu columna para extorsionar a jueces y magistrados del Poder Judicial.

NÓTESE BIEN: Denigras al periodismo diciendo que eres periodista.