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Poco más de tres años después del inicio de las construcciones, el nuevo complejo de bachillerato de la Universidad Jesuita abre sus puertas a una generación que logró sortear la COVID.
Un resquicio de luz anaranjada anuncia que un nuevo día inicia. Mitad de mes, primavera a la vuelta de la esquina y un nuevo capítulo en la historia de la IBERO Puebla se abre con el correr del portón principal del nuevo campus de la preparatoria en Tlaxcala. La Universidad Jesuita da la bienvenida a sus bachilleres del estado vecino al sitio que será su hogar por los próximos tiempos.
Llegan los jóvenes en bloques. En transporte público, llevados por sus padres, en bicicleta y uno más intrépido en patineta. Miran hacia todas direcciones mientras una comitiva, algo nerviosa, les da la bienvenida uno a uno y los hace pasar por el filtro sanitario. La angustia de ser primerizo es democrática con la comunidad de la prepa.
Algunos se detienen y observan por primera vez la fachada que los recibirá de ahora en adelante, donde se leen las palabras “Prepa IBERO Tlaxcala” en rojo vivo y descansa también la primera piedra, misma que fuera colocada el 23 de noviembre de 2018.
Media hora después de abrir las puertas, llega el último de los 149 estudiantes que componen la generación fundadora del nuevo campus en el bulevar Santa Ana-Ocotlán. Reunidos todos en la explanada central, miran a sus alrededores mientras hacen gestos a sus amigos para que se unan a sus grupitos. Los más impacientes rompen la formación para explorar el nuevo espacio.
Así lo definen entre el barullo. “Ya hacía falta más espacio”, le dice una estudiante a una de las asesoras. La extensión de patios, canchas y áreas de pasto contrasta con el hermetismo con el que se mantienen unos junto a otros esperando instrucciones mientras un dron vuela sobre sus cabezas. El zumbido del pequeño vehículo solo lo matiza la explosiva voz de Bonnie Tyler y su atemporal Total Eclipse Of The Heart en las bocinas.
El grupo tiene toda la pinta de estar listo para un día cualquiera. Vienen con ropa deportiva, instrumentos musicales y almuerzos en bolsitas de colores. Las festividades inician cuando el profesorado dirige la ‘pausa ignaciana’, un espacio de respiración consciente entre el que se cuela el insaciable chismorreo adolescente. “¡Te tengo que contaaar!”, masculla una chica a su amigo que le dobla la estatura.
Prepa IBERO Tlaxcala vuelve a nacer
Es ahora la directora, la Mtra. Monserrat Mejía Barrón, quien toma la palabra para inaugurar el rally de bienvenida. “No solo los recibimos en nuevas instalaciones; es una posibilidad de reinventarnos”. Y a ella se suma la Mtra. Mónica Ayala Flores, coordinadora general de las preparatorias IBERO: “Ha sido un esfuerzo muy grande. Están aquí para que estas paredes se conviertan en la Prepa IBERO Tlaxcala”.
Una porra general e inicia el recorrido. Los alumnos se dividen en 12 equipos que se irán turnando para reconocer cada rincón de las nuevas instalaciones y, desde ya, apropiarse de ellas. Arman rompecabezas en el taller de arte; analizan el cuerpo humano en la enfermería; bailan en el salón de espejos; juegan una mezcla de rugby y futbol en la cancha, y contemplan su nueva casa desde el balcón de las oficinas.
Uno de los efectos de la hipercomunicación es el azote precoz de la nostalgia. Aunque felices, los estudiantes no pueden evitar añorar las viejas instalaciones y todo lo que ocurrió en tiempos pandémicos. “Mi primer semestre lo pasé presencial [en el otro campus]; el siguiente nos dijeron ‘enciérrense en sus casas’. Cuando volvimos a la antigua prepa me llenó un poco de nostalgia. […] Pensé que no íbamos a volver”, relata Denisse Palacios de sexto semestre.
Otros más, como Natalia Rojas, reconocen la complejidad del cambio y la aprecian como una oportunidad para aprender a trabajar en equipo. “El campus me va a permitir hacer muchísimas experiencias con mis amigos y profesores. Creo que eso me va a ayudar a elegir qué carrera quiero”.
De a poco, el vértigo del comienzo pierde impulso y es la alegría la que domina en el corredor principal. Se atiborran en la cafetería; comen y ríen en las bancas; se refugian del calor bajo dos frondosos árboles; echan la reta en las canchas nuevas. “¡Ya se acabó el recreo, Suárez!”, refunfuña el prefecto a través de un micrófono. La mudanza terminó y el sol brilla en plenitud sobre la Prepa IBERO Tlaxcala.
“La Prepa IBERO Tlaxcala te ayuda a crecer tanto educativamente como personalmente, porque te impulsa a ayudar a la sociedad”: Ximena Ramos, alumna de cuarto semestre.