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A partir de las 5:30 del 19 de diciembre de 2010, se presentó una serie de explosiones acompañadas de un incendio debido al combustible derramado a través de una perforación ilícita realizada en un ducto de 30 pulgadas de Petróleos Mexicanos.
Una de las tragedias más devastadoras para el municipio de San Martín Texmelucan, Puebla. Aquel domingo 19 de diciembre de 2010, los habitantes despertaron abruptamente al escuchar el constante sonar de sirenas. Poco después, la realidad se hizo evidente: un fuerte incendio en la calle 11 de noviembre había desatado el caos y la confusión.
El origen del desastre se vinculó a la extracción ilegal de combustible. Miles de litros de combustóleo ardieron, alcanzando el río Atoyac, canales de riego y terrenos de cultivo a lo largo de varios kilómetros. Las llamas no solo destruyeron propiedades, también cobraron la vida de 30 personas y dejaron a 52 heridos, según cifras oficiales.
El siniestro movilizó a bomberos de Texmelucan, Puebla, Tlaxcala y la Ciudad de México, así como a socorristas y voluntarios, quienes enfrentaron intensas jornadas de rescate mientras los gritos de personas atrapadas y las explosiones de tanques de gas incrementaban la tensión.
Impacto material
La magnitud de la tragedia incluyó la pérdida total de 34 viviendas, daños parciales en 140 inmuebles, y la destrucción de 72 vehículos. Además, el fuego deterioró dos importantes puentes: el Atoyac y el Rojo, este último demolido y reconstruido con un costo de 25 millones de pesos.
Por concepto de indemnizaciones, Pemex reportó el pago de 329 millones 822 mil 256 pesos, pero las heridas sociales y ambientales persisten. 50 kilómetros del río Atoyac quedaron contaminados, afectando gravemente la biodiversidad y las actividades productivas de la región.
Reflexión
A pesar del paso del tiempo, el robo de combustible, conocido como huachicoleo, sigue siendo un riesgo latente para Texmelucan.
Las bandas dedicadas a esta actividad priorizan sus intereses económicos sobre la seguridad y el bienestar de la comunidad. La tragedia de 2010 es un recordatorio de las devastadoras consecuencias de esta práctica ilegal.
La memoria de este lamentable episodio subraya la necesidad de reforzar la seguridad en los ductos y de combatir el huachicoleo para prevenir futuras desgracias. San Martín Texmelucan sigue luchando por superar el impacto de aquel fatídico 19 de diciembre.