¡Síguenos!La influenza AH1N1 se ha convertido en un virus estacional que afecta a la mayor parte de la población. La Organización Panamericana de la Salud reporta que las epidemias de influenza causan entre 3 y 5 millones de casos de enfermedades graves y de 250 mil a 500 mil muertes al año en el mundo y el único remedio preventivo son las vacunas.
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Sin embargo, estas dejan de ser efectivas con el paso del tiempo debido a la mutación genética de los virus. Luego de la pandemia en el 2009, investigadores de la Universidad Autónoma de Puebla comenzaron la búsqueda de nuevos antigripales más efectivos.
A partir de esta contingencia y tras dos años de simulaciones moleculares computacionales, el doctor en Ciencias Thomas Scior, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), creó nuevos antigripales orales contra este padecimiento que hoy han sido patentados.
En la fase de pruebas experimentales colaboró el doctor Gerardo Santos López, del Centro de Investigación Biomédica de Oriente (CIBIOR) del IMSS, ubicado en el Hospital General de Zona No. 5, en Metepec.
En el trabajo multidisciplinario participaron también los doctores Ygnacio Martínez Laguna, Julio Roberto Reyes Leyva y Juan Carlos Flores Alonso, de la BUAP y CIBIOR IMSS. Además, durante el proyecto se formaron los estudiantes de maestría y doctorado Karina Cuanalo Contreras y Luis Márquez Domínguez, respectivamente.
Normalmente, una vez descubierta una molécula activa se investigan derivados, químicamente hablando para guardar el efecto deseado y modificar o mejorar otras propiedades moleculares.
Las vacunas contra la influenza son un remedio preventivo, pero sólo protegen si sus componentes moleculares corresponden a la cepa específica del brote. Los virus de la gripe varían su genoma de forma frecuente (mutaciones), de tal forma que el sistema inmunológico aprende de la infección sobrevivida y el paciente adquiere una protección específica (inmunidad) contra esta cepa en particular. Sin embargo, cambios en los genes virales conllevan el riesgo de que el cuerpo nuevamente no esté protegido.
Actualmente, la influenza A H1N1 se ha convertido en un virus estacional que circula principalmente en la época invernal, de diciembre a marzo. No obstante, el desafío es continuar con la búsqueda de nuevos fármacos orales contra esta enfermedad para remediar la creciente resistencia y simplificar la síntesis con estructuras más simples que representan menos riesgos de salud, refirió el académico.