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En un hecho histórico, la Asamblea Nacional de Francia destituyó este miércoles a Michel Barnier, primer ministro de Emmanuel Macron, tras la aprobación de una moción de censura. La medida, impulsada por la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular y la ultranacionalista Agrupación Nacional, obtuvo 331 votos a favor de los 574 parlamentarios, reflejando una fractura significativa en el panorama político del país.
La moción de censura estuvo motivada por la intención de Barnier de aprobar unilateralmente los presupuestos para 2025 mediante el controvertido artículo 49.3 de la Constitución, que permite la adopción de leyes sin votación parlamentaria. Este movimiento provocó la reacción inmediata de la izquierda, liderada por Francia Insumisa, que calificó la acción como un atropello a la democracia.
La destitución de Barnier es un golpe directo al presidente Emmanuel Macron, quien ahora se enfrenta al desafío de nombrar un nuevo primer ministro capaz de cohesionar las diversas fuerzas políticas de la Asamblea Nacional. Este episodio también envía un mensaje claro de rechazo a las políticas centristas del mandatario, en un contexto marcado por el crecimiento de las fuerzas políticas de izquierda y extrema derecha.
El contexto político francés está exacerbado por el descontento social derivado de reformas como la Ley de Jubilaciones de 2023, que elevó la edad mínima de retiro de 62 a 64 años. Estas medidas han intensificado las protestas y generado una crisis de legitimidad para el gobierno.
La situación en Francia subraya la fragilidad del centro político, el ascenso de fuerzas polarizadas y la creciente tensión entre las instituciones democráticas y la ciudadanía.