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El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió este domingo aumentar urgentemente la ayuda humanitaria al país, destacando los cambios “inmensos” que ofrecen esperanza tras más de una década de conflicto. La declaración se produjo durante su visita a Damasco, una semana después de que las fuerzas rebeldes, lideradas por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham, derrocaran al presidente Bashar al-Assad.
Pedersen subrayó que el fin del régimen de Assad marca un punto de inflexión, pero advirtió sobre los desafíos pendientes. “Este cambio genera grandes esperanzas, pero sabemos que aún hay mucho por hacer. Debemos garantizar que el proceso político incluya a todos los sirios y sea liderado por ellos mismos”, afirmó.
Retos clave: instituciones, seguridad y economía
El diplomático enfatizó la necesidad de restablecer el funcionamiento de las instituciones estatales, priorizando los servicios básicos, el orden público y la seguridad. También destacó la importancia de proporcionar ayuda inmediata a los refugiados y desplazados que deseen regresar al país.
En el ámbito económico, Pedersen abogó por un levantamiento rápido de las sanciones internacionales para facilitar la reconstrucción de Siria. Además, insistió en la rendición de cuentas de quienes cometieron crímenes durante el conflicto mediante un sistema de justicia creíble y sin venganza.
Celebraciones en Damasco y llamados a la unidad
Miles de personas se congregaron el viernes en la capital para celebrar la caída del régimen de Assad, en un momento que muchos consideran histórico. Pedersen concluyó su intervención subrayando que la reconstrucción de Siria requiere un esfuerzo conjunto y sostenido por parte de la comunidad internacional.
“La crisis no ha terminado. Es un llamado a la acción para garantizar un futuro inclusivo, resiliente y sostenible para Siria”, afirmó.