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La nueva licitación para explorar las aguas profundas del Golfo de México, conocido en la industria como el “tesorito” por su gran potencial de reservas de crudo, volvió a mostrar el interés que existe entre las grandes petroleras del mundo por conseguir un pedazo de una de las zonas más atractivas a nivel mundial en los últimos años.
“Las compañías internacionales que participan, evalúan todas las oportunidades en licitaciones en Brasil, Estados Unidos, África o Medio Oriente. (...) Estos recursos, antes de la reforma energética, se iban a otros países. Sin duda, estas empresas, ahora, al momento de invertir en México, están dejando de invertir en otros países”, destacó Juan Carlos Zepeda, comisionado presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el regulador del sector, al término de la licitación.
El gobierno espera que los primeros barriles lleguen hacia el año 2028, debido a que los proyectos en aguas profundas requieren largos periodos de desarrollo. En caso de ser exitosos, pueden llegar inversiones de hasta 93,000 millones de dólares (mdd) a lo largo de la vida de los nuevos pozos petroleros.
En las siete rondas anteriores de licitaciones desde la apertura del sector, las estimaciones de inversiones llegan a los 60,000 mdd en total.
Las autoridades colocaron 19 de 29 bloques en tres de las zonas de aguas profundas en las que se divide el Golfo de México, con compromisos de perforar 23 pozos en la primera fase del proyecto, cada uno con 100 millones de dólares en inversiones.
Además, las compañías se comprometieron a pagar hasta 525 millones de dólares en bonos a la firma del contrato, que se realizará en los próximos meses.
Cifras positivas
Los datos se comparan de manera positiva con la Ronda 1.4, que se llevó a cabo a finales de 2015, y donde se adjudicaron 8 de 10 bloques en aguas profundas del Golfo de México, lo que entonces ya se consideró un éxito.
Los proyectos subastados tienen el potencial de aportar hasta 1.5 millones de barriles de petróleo al día, una cifra que sólo se dará si todos los bloques resultan exitosos. Las autoridades también destacaron que los impuestos que pagarán las empresas ganadoras, en promedio, rondarán el 64% por cada barril que extraigan, una participación mayor para el gobierno que lo visto en las licitaciones del Golfo de México en Estados Unidos.
La Ronda 2.4 deja como la gran ganadora a la gigante del sector Shell, que ganó nueve de los 19 bloques licitados.
“Shell se había visto muy tímido en México, a pesar de haber estado mucho antes de la reforma. Venían de una mala ronda en Brasil, donde no lograron invertir mucho. Y ahora en México han hecho compromisos más o menos de 2,000 millones de dólares”, destaca Alfredo Álvarez, socio de la consultora internacional EY.
La petrolera anglo-holandesa apostó con fuerza en bloques en el área de Perdido, la zona más cercana a la frontera con Estados Unidos, en la Cuenca Salina Sur.
“Shell es una de los mejores compañías para aguas profundas del mundo. Ellos lideran de gran manera el Presal en Brasil. Por eso no me sorprende que Shell tenga un papel primordial en el desarrollo de aguas profundas en México”, considera Pablo Medina, analista de la consultora Wood Mackenzie.
Otra de las compañías destacadas fue CP Carigali, filial de la petrolera estatal malaya Petronas, que se adjudicó siete bloques en la Ronda 2.4 y fue la segunda mayor ganadora en este concurso.
“Muy sorprendente lo de Petronas. Es claramente otra de las estrellas que está sobresaliendo”, dice el socio de EY.
La firma malaya sigue la estela de las petroleras asiáticas, como la china CNOC, que intentan expandir su portafolio en América Latina, apunta Pablo Medina.
¿Y Pemex?
La petrolera nacional sorprendió adjudicándose cuatro bloques, dos en consorcio —uno con Shell y otro con Chevron y la japonesa Inpex—, y otros dos en solitario.
“Me llama la atención Pemex, compitiendo solo en aguas profundas cuando supuestamente busca socios porque no tienen la experiencia en esa zona”, dice Álvarez.
Pemex puede buscar diversificarse con este tipo de apuestas, para explotarlas con mejores condiciones fiscales en áreas que quizá conozca mejor que otras empresas, al haber trabajado ya en la zona, añade Medina.