¡Síguenos!Mientras se libraba la batalla, en el Palacio Nacional de la Ciudad de México se vivía un ambiente de tensa espera.
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El 5 de mayo, a las 9:15 de la mañana, cuando los franceses aparecieron en el horizonte, avanzando desde la cercana Hacienda de Rementería, cruzando fuego con las guerrillas de caballería que se batían en retirada y que no se replegaron hasta que las líneas francesas estuvieron formadas y listas para avanzar.
Oficialmente, la Batalla de Puebla inició a las 11:15 de la mañana, cuando un disparo de cañón desde el Fuerte de Guadalupe y el repique de las campanas de la ciudad anunciaban el comienzo de las hostilidades.
Lorencez, confiado en la superioridad de sus tropas y su experiencia, así como en el auxilio que esperaba del contingente de Leonardo Márquez, decidió concentrar el ataque en los fuertes, donde los mexicanos contaban con la ventaja.
Mientras se libraba la batalla, en el Palacio Nacional de la Ciudad de México se vivía un ambiente de tensa espera.
Lo último que se sabía de Puebla era un telegrama enviado por Zaragoza hacia las 12:30 del día, en el que avisaba que el fuego de artillería de ambos lados había iniciado. Luego, silencio. Ante la incertidumbre, el gobierno había hecho salir precipitadamente al general Florencio Antillón al mando de los Batallones de Guanajuato, quedando como guardianes de la capital sólo 2 mil hombres del Regimiento de Coraceros Capitalinos y algunos centenares de milicianos pobremente armados.
Para las 16:15 de aquel día, el general Zaragoza envió el siguiente telegrama:
.. Sobre el campo a las dos y media.— Dos horas y media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud de granadas.— Sus columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas y seguramente atacó con cuatro mil hombres. Todo su impulso fue sobre el cerro.— En este momento se retiran las columnas y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas. Comienza un fuerte aguacero.— I. ZaragozaZaragoza envió más tarde otro telegrama en el que dijo que los franceses habían iniciado la retirada hacia Amozoc, pero sin mencionar el resultado final de la batalla. Finalmente, a las 5:49 de la tarde se recibió otro parte, dirigido al ministro de Guerra, que causó júbilo en Palacio Nacional:
... Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros. Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza