¡Síguenos!Los teléfonos inteligentes se han convertido en una extensión más del cuerpo del ser humano, pues van con ellos a todas partes; incluso al baño y, por supuesto, duermen a nuestro lado, aunque sea en la mesita de noche y rara vez los apagamos.
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Según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) el problema procede de la pantalla de los dispositivos. La luminiscencia de las pantallas reduce la melatonina (la hormona reguladora del sueño) y además prolonga el tiempo que tardamos en dormirnos.
Además retrasa y reduce el sueño REM; el estado de alerta aumenta por la noche, todo ello conduce a que retrasemos la hora del sueño y que suframos de insomnio o de deficiencias en el sueño.
Aunado a esto, el hecho de que segundos antes de disponernos a dormir y cerrar los ojos, hayamos echado un vistazo a nuestro dispositivo, hiperexcita nuestro cerebro, lo que es el efecto contrario que necesitamos antes de dormir.
Para que nuestro cerebro descanse y durmamos lo mejor posible, deberíamos apagar nuestros móviles y nunca encenderlos mientras dormimos puesto que cualquier vibración, sonido o destello puede despertarnos e interrumpir nuestros ciclos de sueño.
Información: Muy interesante