¡Síguenos!En Tijuana, las autoridades federales han atendido a tres mil 802 integrantes de la caravana migrante que iniciaron el proceso de regularización para poder trabajar en México. De ellos, 203 migrantes ya tienen empleo.
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Érika Patricia Matamoros Rivera nació en Honduras hace 32 años. Dejó a su hija de 12 años de edad al cuidado de su abuela, a quien llama mamá, y se integró a la caravana migrante para buscar un mejor futuro.
"Estados Unidos por ahora no, no pienso ir para allá, la verdad aquí encontré un trabajo, tal vez no tenga la riqueza, pero estoy tranquila con mi trabajo, aunque no gane mucho”, dijo.
Luego de regularizar su situación migratoria, encontró trabajo en una gasolinera, donde gana lo suficiente para mandar dos mil pesos al mes a su familia en Honduras, pagar un cuarto de alquiler y sus gastos.
"Yo vine a trabajar, no vine a robarle a nadie y andar en cosas malas, como muchos que lo hacen y a veces no tienen ni la necesidad porque trabajo hay, sea poco que gane, pero hay trabajo, me da mucho gusto estar en este país”, comentó Érika.
Otro migrante hondureño es Manuel, de 21 años de edad, quien también despacha en la misma gasolinera.
"México me ha tratado excelente la verdad, no me puedo quejar, desde que entré a Chiapas, todo bien, mis planes son regresarme a Honduras, no anhelo ni quedarme aquí ni cruzar a Estados Unidos, me veo en mi país otra vez, tratando de salir adelante”, dijo Manuel.
Aunque se han dado expresiones de xenofobia en Tijuana a raíz de la llegada de la caravana migrante, en esta ciudad fronteriza aún existen habitantes que tienen una opinión positiva de los extranjeros.
